Unplugged: Just where the sea is lost ...

Horda de caballos recorriendo senderos inexorables en tardes con destino a noches donde las quimeras besan delfines que divagan los cimientos de una luna plateada; mágica y silente, inmortalizada al final de un océano donde tus ojos pierden la mirada y neptuno con sus sandalias aladas, postra ante ti, su extenso mar. El sonido inusual del entorno calman la tempestad en los latidos del corazón agitado y exhausto frente a la incomprensión lejana que besan tus labios despacio, en los escombros de la utopía que transita rápida como los colibríes, como los dejá vú que arrojan al pavimento los residuos de la cafeína optimista, como el pincel del un artista ante su obra maestra sin lienzo, con tonos monocromáticos y acordes donde corcheas renacen almas marchitas y devuelven sonrisas al amanecer con letras que al releerlas forman el criptograma perfecto, como la formula que guarda con recelo un alquimista, igual que un poeta encadena sus versos y prosas con el alma enamorada que alguna vez se escapa escurridizamente sin razón alguna dejando sólo recuerdos inmortalizados al mejor estilo de Borges, Cortazar o Benedetti …