El viernes tomé un viaje con rumbo a Jarabacoa; deseaba estar solo, poner en orden algunas ideas, disfrutar del clima envidiable de este verde pueblo, levantarme sin horario al día siguiente. En la noche, me deleité practicando mi deporte favorito “Natación”, todo un océano de agua con simulación marina, transparente, azul a simple vista que me invitaba a sumergirme con mi cuerpo y pensamiento desnudo. Extendí mis brazos sin simular ser “Marcos Díaz” y me dejé envolver por las abrazadoras aguas que permitían danzar en el fondo de baldosas color acqua, escapando de mi nariz alguna burbuja; aquí me sentía relajado, ejercitando cada musculo de mi cuerpo. Llegué al otro extremo sin mucha dificultad extasiando mis brazos en el borde del estanque. Ahí me quedé pensando un poco acerca de las relaciones amorosas, de cuan difícil es en ocasiones sobre-llevar una relación o entender el dilema existencial de lo que muchos (as) llaman “Amor”.
Siempre he visto la natación como el ejemplo más palpable a la hora de establecer una relación sentimental y pasar por el proceso de “destapar la caja de pandora” de quien deseas conocer o compartir emociones, sentimientos encontrados, fantasías, realidades, en fin. Nadar en aguas profundas, la parte más difícil de la complejidad amorosa, el momento de sumergirnos a fondo y cerciorarnos por nuestra cuenta la profundidad del estanque o del océano. En ocasiones, ese oleaje marino parece cautivarnos como surfista en la “Playa de Cabarete”, pero otras tantas nos golpea despiadadamente arrojándonos a la arena, golpeándonos el rostro. Soy de los que prefieren sumergirse hasta el umbral más recóndito y revelar mis miedos sin reparo alguno y expresarlos. Intentarlo por todas las vías posibles; nada en la vida es simple, aún por inercia, el cuerpo consume calorías en cada respiración. Queremos amar, pero ocasionalmente nos da miedo entregarnos por completo. Volvimos a la etapa en que todos caracterizamos la mediocridad sarcástica de París estelarizando el musical “Les miserables”? … Entregamos los sentimientos medidos para cubrirnos ante un fracaso a corto, mediano o largo plazo? … cómo sabrás que alguien es la persona que andas buscando para compartir algo más que caricias y sexo? … Has intentado nadar en aguas profundas o eres de los que sólo se mojan los pies con el agua que tímidamente se escapa de la piscina o la misma que besa la arena del mar?
… Volví a sumergirme de nuevo en las aguas de mi laguna sin monstruos, despejando las formulas del pensamiento libre, entendiendo la postura inverosímil de mi realidad compartida, incomprendida a veces; volví a cerrar mis ojos sin perturbación, sabía que dentro de algunos segundos sumergiría del fondo de mi manantial de esparcimiento hedonista para encarar mi realidad, la misma que estaba dispuesta siempre a nadar en “aguas profundas”
Siempre he visto la natación como el ejemplo más palpable a la hora de establecer una relación sentimental y pasar por el proceso de “destapar la caja de pandora” de quien deseas conocer o compartir emociones, sentimientos encontrados, fantasías, realidades, en fin. Nadar en aguas profundas, la parte más difícil de la complejidad amorosa, el momento de sumergirnos a fondo y cerciorarnos por nuestra cuenta la profundidad del estanque o del océano. En ocasiones, ese oleaje marino parece cautivarnos como surfista en la “Playa de Cabarete”, pero otras tantas nos golpea despiadadamente arrojándonos a la arena, golpeándonos el rostro. Soy de los que prefieren sumergirse hasta el umbral más recóndito y revelar mis miedos sin reparo alguno y expresarlos. Intentarlo por todas las vías posibles; nada en la vida es simple, aún por inercia, el cuerpo consume calorías en cada respiración. Queremos amar, pero ocasionalmente nos da miedo entregarnos por completo. Volvimos a la etapa en que todos caracterizamos la mediocridad sarcástica de París estelarizando el musical “Les miserables”? … Entregamos los sentimientos medidos para cubrirnos ante un fracaso a corto, mediano o largo plazo? … cómo sabrás que alguien es la persona que andas buscando para compartir algo más que caricias y sexo? … Has intentado nadar en aguas profundas o eres de los que sólo se mojan los pies con el agua que tímidamente se escapa de la piscina o la misma que besa la arena del mar?
… Volví a sumergirme de nuevo en las aguas de mi laguna sin monstruos, despejando las formulas del pensamiento libre, entendiendo la postura inverosímil de mi realidad compartida, incomprendida a veces; volví a cerrar mis ojos sin perturbación, sabía que dentro de algunos segundos sumergiría del fondo de mi manantial de esparcimiento hedonista para encarar mi realidad, la misma que estaba dispuesta siempre a nadar en “aguas profundas”
7 comentarios:
Esta muy bien lo que dices en tu post pues el que nunca ariezga, no gana pero la pregunta antes de atreverse a nadar en aguas profundas seria la siguiente: estas listo o sabes tu nadar?
Desde mi punto de vista esa preparación o fortaleza solo la da Dios. No se puede hacer nada sin él. Por otro lado hay veces en que sin tener que nadar en aguas profundas puedes preveer las reacciones o consecuencias de estar con una determinada persona. En ocasiones nos aconsejan que tenga mucho cuidado o la famosa frase: "No te conviene" al final uno mismo es el que decide si continuar o parar antes de llegar a niveles mas profundos de afectos. Yo analizo bien la situación (pero muy bien) y si no le veo futuro a la relación pues no profundizo en las turbias aguas. Otra cosa que me ha ayudado en la vida es escuchar los consejos de aquellos que me aman con sinceridad.
Un beso, feliz semana.
Aww...mañana sin falta paso por aqui..a comentarte ....me estas dando por la cabeza...no seas tan malito....
Cuando puedas pasa por mi blog! hay algo ahi para ti
Un besote mi niño!!
Uyy se me olvido decirte ...jej
es en Simple..jeje no en el otro :D
Nadar es como enamorarse. Mientras lo controles es delicioso. Pero si te cansas, te distraes o duras mucho tiempo en la misma situacion. Te ahogas, te pasas todo entero o te arrugas como una uva pasa y dejas de sentir. Para mi tanto como para nadar como para enamorarse SIEMPRE hay que tener un orillo cerva o un salva vidas.
Esther, esther...ciertamente de acuerdo contigo, pero creo que el paquete de adultez trae incluido clases de natación en ese paradojico relato que lo resumo a la vida diaria, a la compenetración de parejas.
Capicci? y al menos, lo intentas antes de sacar conclusiones, cierto?
Un abrazoteeeeeee!
Hola Massy. Ya pasé por tu espacio, recogí mi obsequio. Un beso y gracias!
Muack!
jajajajajaja! que risa me das mateo, y no precisamente por ser del todo gracioso, si no por como describes cada circunstancia. describirlo mejor según tu versión? imposible!
:) Saludos!
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