Y se preguntaba si estaba en medio de las tinieblas o en Finlandia con el sol de media noche en su espalda, en la desnudez de las aguas marinas que casi rozaban sus pies colgados de impaciencia. Dejó de entender las razones loables ante el frío que vestía su “inconciencia conciente”. Hoy no quería respirar aire usado, tampoco hacer alarde de placeres con tarjeta dorada y capricho delirante. Le nacieron alas y se cansó de alardear una libertad que encarcelaba cada uno de sus pasos, volvía con las manos cubiertas de nada y esa sensación que borraba los archivos de curvos recuerdos.
Dejó todo y se aventuró al incierto, tomó sus arrugadas camisas con fragancia marchita y emprendió el viaje al centro de su mundo. Acortó la distancia entre la frialdad y la indiferencia que entorpecía su camino. El licor de sus fiestas trasnochadas hoy rancio y sin deseos se perdían en el silencio ruidoso. El eco de su voz se convirtió en un lamento inusual, por un momento se sintió dueño del mundo y pordiosero entre la gente que madrugaba las tardes con aventuras de invierno soleado.
El violín desesperado de su musa marchita jugaba danzando la esquina revuelta con poker y canciones de ayer; y soñó, y entregó lo mejor de sus delirantes noches a la promesa incansable de no olvidar aún cuando el cruel otoño anunciara otra estación donde la llama cálida de su mirada dejaría de llevar sonrisa prestada para convertirse en mortal de tiempo completo y amarle eternamente con todo su corazón.
Dejó todo y se aventuró al incierto, tomó sus arrugadas camisas con fragancia marchita y emprendió el viaje al centro de su mundo. Acortó la distancia entre la frialdad y la indiferencia que entorpecía su camino. El licor de sus fiestas trasnochadas hoy rancio y sin deseos se perdían en el silencio ruidoso. El eco de su voz se convirtió en un lamento inusual, por un momento se sintió dueño del mundo y pordiosero entre la gente que madrugaba las tardes con aventuras de invierno soleado.
El violín desesperado de su musa marchita jugaba danzando la esquina revuelta con poker y canciones de ayer; y soñó, y entregó lo mejor de sus delirantes noches a la promesa incansable de no olvidar aún cuando el cruel otoño anunciara otra estación donde la llama cálida de su mirada dejaría de llevar sonrisa prestada para convertirse en mortal de tiempo completo y amarle eternamente con todo su corazón.
10 comentarios:
Bonitos y extraños parajes por los que nos llevás, mi estimado Valentín
No sabía que escribías en una revista, qué bueno eso. Quiero saber más
Saludos
uh, ese que aparece como "mística barrial" soy yo, eh!
Hola Valen!!!
Como siempre esquisitos tus textos!!!
Gracias por las felicitaciones...
beshos niño!!!
Tus letras son tan románticas que a veces pienso más en el romanticismo que en el personaje, pero ese estilo me gusta :D
hermoso de verdad, el renunciar a ser un angel para poder sentir amor carnal , siempre sera un tema que me apasione....
Bello pasaje. Encantado de encontrar tu pequeño rincón.
Saludos, y espero poder seguir disfrutando de tus textos.
Un fuerte abrazo Valentin...
Guapo te he dejado un regalito en mi blog, espero pases a recogerlo....en verdad es por toda la luz que me has dado y la amistad bloggera que tenemos...por tus escritos sensacionales que me mantienen estupefecta hasta el final...por tu camaleonica personalidad a la hora de escribir y por toda la calidez que me has brindado...
Te mando mi regalito creados con mis bits jajaja...con la foto de mi godete para pintar...un beso y muchisima luz...
http://didillely.blogspot.com/2009/03/premio_28.html
Hay libertades que son más bien una prisión.
Sañudos, Valentín.
José Roberto Coppola
Bueno amigo, es un poema sumamente hermoso, lleno de magia y dulzura al mismo tiempo, mis felicitaciones por tan bello poema. y gracias por compartirlo.
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