50 años eran quizás la mitad de su vida. Había vivido con tanta intensidad sus mañanas triplicando con placeres y sonrisas su posteridad. Nunca abandonó su sentido de humor, moldeó su vida cuadrada y entendió el verdadero significado de lo que muchos llaman amor. Cierta noche, sin luna, sin estrellas, sin compañía y dedicación, sintió el abrazo ligero, frío y con pre aviso de caronte; muchos dicen que lloró una sola lágrima negra sin esfuerzo, sin premura.
Quiso alguna vez emprender el vuelo lejos del verde y amar exclusivamente a su compañera de toda una vida, pero su sentencia de muerte era como el reloj de arena con prisa, sin espera, sin negociar el placer arrancado de su lado, donde la ternura era casi un consuelo obligatorio con ronquidos, sin argumentos, sin armas. Nunca se sintió tan vulnerable al verse con las manos vacías y la conciencia replicando la mirada de quien le hacía compañía en cada jornada, en los días nublados, de tormenta o soleados, esa que terminó ganando la batalla más allá del sufrimiento y lágrimas.
Se cansó de intercambiar el placer de cuerpo en cuerpo, con noches a medias y días enteros. Era el momento preciso en que su alma tocaba lo más profundo de ese laberinto negro, retornando por el camino angustioso donde el alma comprendía la osadía de sus décadas desperdiciadas, hijos marchitos y sueños sin dormir.
Y lloró sin piedad o consuelo alguno. La noche entristeció y no hubo tiempo de empacar camisas, ni su abrigo para el frío de los atardeceres. Dejó escapar el aliento de su cuerpo, más no su sonrisa encantadora. De una u otra manera, sus recuerdos no murieron, quedaron enmarcados en el sacrificio de un silencio indefinido y una nostalgia con herencia sublime; de seguro sus razones, su vida singular, su noble y generoso corazón le haría regresar como un fantasma su espíritu a su mecedora algún sábado por la tarde para escuchar sus canciones y sonreir…
Quiso alguna vez emprender el vuelo lejos del verde y amar exclusivamente a su compañera de toda una vida, pero su sentencia de muerte era como el reloj de arena con prisa, sin espera, sin negociar el placer arrancado de su lado, donde la ternura era casi un consuelo obligatorio con ronquidos, sin argumentos, sin armas. Nunca se sintió tan vulnerable al verse con las manos vacías y la conciencia replicando la mirada de quien le hacía compañía en cada jornada, en los días nublados, de tormenta o soleados, esa que terminó ganando la batalla más allá del sufrimiento y lágrimas.
Se cansó de intercambiar el placer de cuerpo en cuerpo, con noches a medias y días enteros. Era el momento preciso en que su alma tocaba lo más profundo de ese laberinto negro, retornando por el camino angustioso donde el alma comprendía la osadía de sus décadas desperdiciadas, hijos marchitos y sueños sin dormir.
Y lloró sin piedad o consuelo alguno. La noche entristeció y no hubo tiempo de empacar camisas, ni su abrigo para el frío de los atardeceres. Dejó escapar el aliento de su cuerpo, más no su sonrisa encantadora. De una u otra manera, sus recuerdos no murieron, quedaron enmarcados en el sacrificio de un silencio indefinido y una nostalgia con herencia sublime; de seguro sus razones, su vida singular, su noble y generoso corazón le haría regresar como un fantasma su espíritu a su mecedora algún sábado por la tarde para escuchar sus canciones y sonreir…
12 comentarios:
Waaaaao, amigo, me quedé sin palabras aunq esté escribiendo estas. i like it. un abrazo y buen fin de...
Esas revisiones de nuestras vidas las hacemos cuando todo se nos escapa.
Te dejo un abrazo, Valentín.
José Roberto Coppola
..mientras lo leía pensaba en la muerte, que curioso.. un muy buen post¡¡ me gusto.
salu2..
Excelente escrito, mientras leía imaginaba. Lo que resulta la vida de algunas personas, tal ves, no la planificaron, se dio y punto.
Besitos!!
Mi Principe Hola;
Como siempre con esos escritos que solo tu sabes escribir
cuidate mucho
TE QUIERO UN MUNDOOOOOOOOO
Preciosa entrada Valentin, me dejastes pensando....
Un fuerte abrazo.
Ese precioso cuento reafirma lo que tantas veces escuchamos...LA VIDA SE VA, más vale oler su huída y disfrutarla mientras creemos que es nuestra, más que duro es llorar cuando nos percatamos que lo único que nos perteneció fue la esperanza de tenerla.
(HOLAA!!)
hey Valentin como estas , pasando por aqui para decir presente!! good post!
ME HAZ REMONTADO A MIS AÑOS ADOLESCENTES CON ESE TEMA MUSICAL.
Y CON RESPECTO AL POST, LA VIDA NOS DA Y NOS QUITA, POR ESO DEBEMOS DISFRUTAR A PLENO CADA COSA QUE NOS PRESTA, PARA PODER AGRADECERLE CUANDO SE LO LLEVA, POR EL TIEMPO QUE LO TUVIMOS.
BESITOS.
Bellísimo, ojala todos pudiéramos desatar ese tipo de letras de acuerdo a nuestra manera de vivir, al final la mecedora estará en movimiento acordándose de aquel que le daba vida, al usarla en sus más bellos deseos en la vida terrenal.
Saludos
Gracias mil a cada uno por sus comentarios, de alguna manera tienen razón con lo expresado, en realidad no es un cuento; estuve ahí para presenciar cada escena ... ahora prefiero quedarme con sus mejores recuerdos e inmortalizarlos en mi alma ...
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