Ni siquiera sabía que te tenía hasta esta tarde cuando visualicé tus páginas inmensas, sin encuadernar en mi memoria.
Tu teclado es la continuidad de mis ideas tajantes y objetivas. Tu papel es como seda que acarician mis manos cuando decido plasmar mis memorias, moralejas y radicalismo.
Esta semana seguiremos en complicidad derribando el mundo de los egoístas y de los que prefieren ser centro de atención siempre, hasta pronto querido diario…
1 comentario:
Muy tierno este post, me identifico con el. Besos
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