Déjá Vu !!!

Pensé que me gustabas por ser espontanea ... luego descubrí que no soportaba tu risa burlona y sarcastica. Recordé la noche en que mis ojos quedaron flechados por tí. Ví las miradas de los cuervos que en ese bar te desnudaban. A tu espalda, la foto inmortalizada de Marilyn Monroe con su sonrisa y chanel sinnúmero; tú con J'Adoré subyugándome lentamente, ese escote volviéndome loco y mi sexto trago de la noche esperándote hasta el cierre y mandando al diablo luego los botones de tu blusa.

Me gustaba cuando desenfrenadamente disfrutabas las caricias y el vaivén de tu pelo que espontáneamente giraba sin horizonte alguno. Odiaba esa forma en que me dejabas y te marchabas con prisa; yo te divisaba por la cortina de ese humo gris de mi cigarro inoportuno en el que desconcertaba mis horas.

Al final no se quien era más puta, tu o Marilyn Monroe mirándome burlonamente en esa fría pared cada vez que ponía resistencia a mis impulsos, o la contaseña del pestañar de tus ojos cubiertos de laca, maquillaje indecente y pestañas de actiz barata; la noche encerraba misterio y divisaba las gotas de agua de la lluvia correr por uno de los cristales de tu entorno. Perdí la sensación de la hora; me encantaba luego saber que te irías colgada de mi brazo sin importar si tropezaba con tus zapatos grises que hacían falsear tus piernas arqueadas y largas como modelo sueca.

La noche siguió siendo romántica contigo, tambien las propinas a ese loco que cerca del bar sonreía y cubría sus piés con el periódico de ayer. Volví a perderme en el horizonte de una tarde de tragos, rock y otros labios acariciando esa copa de un green martini sin aceitunas; sin cuadro de rameras que hacen sucumbir políticos y dejan su legado a osadas rubias y morochas.

Ayer, miraba la lluvia caer y la misma gota deslizarse por el cristal de tu mirada y una copa de vino que deseaba saciar igual que tu cuerpo, hoy no había humo ni prisa. Por un instante cerré los ojos olvidando la realidad que alardeaba frente a esa ventana de cristal; suspiré profundamente y aparté esa necia neurona que me traía un recuerdo pasajero de unos labios carmín y botones por el aire. todo estaba en orden, afuera, seguía lloviendo con más fuerza y yo tranquilamente disfrutaba de ella.