Complejidad Humana: "MASCARAS" !!!

5:52 p.m. hora en que esa chica larguirucha, un joven de chaqueta con estilo bancario de los 90's y yo, abordabamos ese ascensor en donde me dirigía ver la premiere de la película Batman "El Caballero de la noche". La larguirucha, acomodaba sus senos al ras de su escote pronunciado de su corto vestido amarillo canario, lo hacía con naturalidad mientras movía ligeramente su cabeza haciendo danzar toda su lacia cabellera. Aparte de hermosa, esta chica era muy sensual, poco duró el encantamiento en esa pérgola estrecha de metal al llegar a su destino, el tercer piso. No bien se cerró el ascensor cuando el chico bancario comenzó a mirarse en el espejo, mientras pasaba sus dedos peinando sus cejas, lo observé con mis reflejos y no pude dejar de sonreir un poco diciéndome "oh Dios, cuanta vanidad" ... Inmediatamente se percató que estaba rodeado de espejos, este joven se inmutó de manera tal que atendió a halar su corbata como si mandara un meta-mensaje de negación a su irresistencia ante los cristales. Sonreí hasta llegar al vestíbulo donde eramos recibidos con personajes disfrazados y mascara; no dejé de asociar el término máscaras con esa complejidad humana que disfrazamos como estrategia de sobrevivencia ante los demás, estrategias para no dejar ver algunas debilidades, estrategias para mentirnos a nosotros mismos y a los demás ... pero, estas estrategias, acaso no son máscaras? ... claro que lo son. Las máscaras nos ayudan a ocultar una verdadera identidad para obtener algo a cambio, personas y circunstancias.

Quienes ostentan cubrir su apariencia con imitaciones de materiales de plástico, lentejulas y plumas, desean hasta cierto punto echar a un lado una realidad que disfrazan ante los demás. Quiénes llevan máscaras puestas? ... acaso algunos políticos, artistas y famosos? NO! ... Casi todas las personas en un momento dado hemos recurrido a estas como si asistieramos a un baile en la antigua Venecia o fueramos parte del circo "Du Le Soleil", donde lo inusual no te permite desconectar la fantasía de la realidad. Las máscaras sólo cubren una parte de nuestro cuerpo, el rostro, el espejo del alma, el espejo en el que el chico bancario se quitó su mascara dejando ver una parte de su vida que leí por encima de una etiqueta. Hay personas que mueren sin tan siquiera darse la oportunidad a si misma de contemplar su verdadero rostro por llevar un antifaz, una careta a la cual rinden tributo, convirtiendo su vida en un carnaval. Cuando no eres capaz de aceptar tus sentimientos ante una persona y lo disfrazas, estás poniéndote una careta para no enfrentar una realidad. Acaso no estás hablando de una pared en lugar de una máscara? Claro que NO, hablar de pared, sería irse al plano de las exterioridades. Una careta es el resultado de miedos, inseguridades y mentiras disfrazadas, mentiras que no son eternas, mentiras que derrumban nuestra existencia como Egipto sin pirámides, sin faraones o tesoros en bóbedas. Mientras interpretaba los mensajes del film "El Caballero de la Noche", supe que en realidad nuestra sociedad está muy lejos de alcanzar el esplendor moderno; tratamos de estar a la vaguardia con todo lo que nos rodea, pero no contemplamos la idea de aniquilar la hipocresía de nuestro entorno, viviendo muchos (as) de apariencias y vanalidades que ocasionalmente son un buen recurso a favor del enmascarado. Estamos en un siglo benevolente, donde la gente no es tan rígida, donde (al menos yo) no ando señalando a nadie por llevar tatuajes, piercing, aretes, cabellera teñida, zapatos rotos o camisas purpura con listones rosado. Que pasó con lo esencial de cada quien? Negociamos etiquetando en nuestro circulo a los demás? ... SI, muchas personas lo hacen. Aquí puedes ver como mucha gente pone cara de asombro o mide distancia al verle un tatuaje a alguien. Quien tiene la máscara puesta en ese momento? Qué pasó con el nivel de tolrancia, aceptación sexual, social, religiosa o de fronteras? Es acaso un mito y tenemos un manual personal para delimitar espacios entre las personas y prototipos prediseñados de gente que según nuestra cultura nos impone, echando a un lado los sentimientos?

Al diablo esa complejidad que nos encadena el espíritu y nos encasilla, como hacen algunas personas o algunos religiosos, que te apartan de su circulo o te miran de lejos por el hecho de que eres el único que no va a misa los domingos. De nuevo entra mi dilema entre el entendimiento de la naturalidad, la aceptación de credos y personas en el mundo y el grupito que "CREE" andar con pasos transparentes, mientras van dejando una estela de miseria humana extrema, una miseria que forma parte de una obra teatral sin escenografía, sin luces, como un cementerio a media noche. Ese morbo de caretas, funciones de teatro ambulante sin horario y villanos a la orden del día, son lo que hacen que cada vez las personas quieran ser menos transparentes. Cuando decides quitarte la máscara que llevas puesta eres capaz de expresar tus fantasmas sin llegar a ser un libro abierto, ries con naturalidad o te enfadas cuando la ocasión lo amerita, expresas tus gustos sin importar que eres la única persona en la faz de la tierra que no le guste el café, o el olor a vainilla o que detesta las películas románticas; algunas peculiaridades nos hacen ser especiales; Dios nos otorgó a cada quien un don y a todos nos entregó el mismo, el de la transparencia, el mismo que nos ayuda a ser sinceros (as), decir la verdad y vivir ante los demás sin prejuicios o fantasmas que terminen devorando la existencia de muchos cada día.

Al terminar la película, bajé por las escaleras electricas y supe cuan prejuicioso había sido al pensar mal ante mi compañía de ascensor, me dí cuenta que en ocasiones juzgamos a los demás con pequeñeces que solemos tambien hacer. Al menos estas dos personas habían actuado de manera normal, quizás sean así, sin poses y con expresiones corporales que muchos (as) en el caso de la chica amarillo capricho, entendieran como un coqueteo. Abrí la puerta de cristal de esa plaza, escuchando la música estruendosa, pero igual contagiosa de mi bar predilecto, sin voltear, sin mirar a ambos lados, en estos momentos, lejos de situaciones disfrazadas, caretas o máscara, lo que deseaba era abordar mi taxi.