Dos egos.
Una historia.
Cero culpables.
Las sabanas calientes por el paso de unas caricias que habían pasado el meridiano oscuro del día anterior. La puerta se abrió. Sus manos recorrieron el sendero de las pronunciadas curvas con etiqueta de lipoescultura y aroma “Red Door”. En las tinieblas de las cobijas nadie era superior, siquiera quien ostentaba la posición de estar encima o jadear al compás de unos gemidos silenciosos, apacibles y acalorados.
No era lujuria solamente, o el estrago de 17 copas y carcajadas. Al demonio la mañana, pensó mientras rasgaba con furia y excitación el escote de su vestido sin importar que su diseñador infartara ante su osadía, probablemente quien rasgaba la prenda arribaría sus pasos a la muerte con el latir apresurado de su caja toráxica con frenesí y sed vampiresca de mordisquear todo lo que sus manos sostenían. La noche se tornó azul, sin ningún gato entrometido robando protagonismo fuera de la excitación de labios y sexo placentero sin velocidad contenida o pudor alguno. Sus manos recorrían el húmedo torrente de un cuerpo que alardeaba ante un lente antojadizo que alguna vez se reprimía las ganas de ser infiel, de cerrar los ojos y pensar las arqueadas piernas de la perdición con flor de loto al centro; poco importaba su nombre. Resistirse no era opción, dejarse arrastrar al sendero del placer extremo era lo más sensato, combatir frente a unos labios de quien no sabia su nombre, sólo su cara de comerciales y pasarela.
Al diablo nuevamente su falda, su piedad o reputación, pensó sonriendo al recostarse para dormir en el blanco pecho desnudo, cansado después del combate, tibio, lleno de miradas disfrazadas con obsceno pensamiento reprimido … Que mas daba, la noche terminaba y alguien debía vestir con ropa arrugada la fogosidad de la incansable sombra que probablemente sería desterrada del historial de un amante; cerraría el capítulo sin terminar la obra inconclusa, se levantó de su cama acariciando su negra cabellera de su desnudo cuerpo esculpido perfectamente para enjuagar con picardía la certeza de reafirmar que, “un caballero no tiene memoria”...
5 comentarios:
Para sudar.
Saludos.
José Roberto Coppola
OPINO QUE...
HAY TRES COSAS QUE DAN PLACER EN ESTA VIDA...
"UNA ROSA... Y UN CHOCOLATE DESPUÉS."
EN REALIDAD EL DICHO ES:
"UN BUEN WISKI... Y UN CIGARRILLO DESPUÉS"
PERO COMO NO TOMO NI FUMO, LO ACOMODO A MI GUSTO.
JAJAJAJ.
BESITOS
Que manera tan esquisita de narrar un encuentro tan intimo y libidinoso....jejeje!
=D
Sabes que me encanta leerte, y aunque a veces por falta de tiempo no pueda leerte siempre, cuando lo hago no dejas de sorprenderme gratamente y hoy con ese aire libidinoso, me has cautivado...Ah sido una entrada genial..
Te dejo mucho besos y muchos cálidos abrazos mi querido amigo.. Siento mis ausencias, pero ya estoy de nuevo aquí...
Me ha gustado tu relato, porque aun sin memoria...esos detalles tan importantes, están.
Te invito a pasear mis poemas.
Un beso
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