Con "Z" de Zorra ...

El “Mea culpa” invadía mis razones. Quizás había sido un poco duro, rudo, canalla, vil y prejuicioso al juzgarle, más no por eso dejaba ella de ser puta; probablemente ella tenía más talento del que menosprecié. La pasada semana decidí acomodar mi conciencia en la placidez al dormir por las noches, tomé el teléfono para disculparme por mi frialdad ocasional al tenerle cerca, al soportar su descaro, su felonía con carcajada y dulce aroma al caminar por las paredes de mi estancia retirada de la ciudad de asfalto. El la había desposado y sabía cuan “femme fatale” era, creo que ese distintivo atraía su morbo, su delirio y la inexperiencia de ser buen cazador, le situaba en la posición de carroñero con vista en un cuerpo esbelto, delgado, con piernas kilométricas y un busto apretado. Al final, olvidando el linaje de “sangre azul”, recordé que ocasionalmente los príncipes NO se casan con princesas; entonces: por qué extrañarme cuando se con toda certeza que “Los sapos bailan flamenco? … Mi extremo me llevó a colocarle en el número uno de mi “top four” preferencial, supe que su constancia le hacía ser sincera siempre, sin posturas ni modismos fuera de su mundo fashionista donde jugaba ser plebeya a disgusto. Enterré mi osado prejuicio tragando mis pensamientos en voz alta, sintiendo como ardía mi cara frente a sus palabras llanas, transparentes, sin rencor… Quizás ella no dejaría su heroica profesión, quizás el la perdonaría tantas veces como fuera necesario para sentir su amor al lado suyo… por el momento mi conciencia estaba en paz, probablemente un día de estos cerraría el circulo sereno de mi congratulación hacia su talento esencial … colgué el teléfono explayando una carcajada al recordarme a mi mismo que: “Las putas NO son prostituas” …