Unplugged: “Wake Up” ...

Una mano celestial despertó el letargo de sus sueños…

La antigua vitrola arrojó al piso las canciones de Cerati, Arjona, Bunbury, Maná, Café Tacuba y Andrés Cepeda, sepultándolas en el polvo despiadado del olvido. Sus dos vidas le fueron devueltas tras el sacrificio de su alma. Estaba seguro de que los muertos NO podían hablar. Ahora él, parado frente a la cripta miserable de su pifia sin resentimiento, arrojaba algunas flores criptógamas sin plegarias al atardecer donde el sol brillaba sólo para él; ahora podía respirar tranquilo nadando en aguas cristalinas sin mentiras deslizándose lentamente como el carbunco, frío, letal, agudo … De nuevo, volvía a sentir lástima ante la tumba ajena sin epitafio, sin el olor del perfume en su nariz. Su osadía reafirmaría la postura ineludible de que "los sapos nacieron para vivir en estanques de aguas turbias y difícilmente se convertían en príncipes". Ya no volvería a ser aprendiz o suplicar ante la despreciable y nauseabunda hazaña de abrazos con escarcha repugnante. El rastro despreciable de sus hazañas indecorosas llegó hasta los cimientos de los seis grados de separación y la verdad salió a flote sin necesidad de argumentos de sus labios sicarios, falsos cual Judas Iscariote. Y así, con un boleto de ida en sus bolsillos repletos de sonrisa frente a los rascacielos, estrenaba su séptima temporada …