La absurda relatividad entre el bien y el mal ...

Probablemente sea cierto. Muchos padres responsables suelen tener hijos infames con tanto índice de maldad pura que la palabra delincuente es tan sólo un halago ante las barbaridades de estos. Probablemente estos padres tengan por igual la conciencia tranquila por el deber cumplido ante su formación. Estoy conciente de que hay niños que desde muy temprana edad manifiestan su malicia, alto grado de crueldad y violencia injustificada. Mis padres nos forjaron a cada uno promoviendo la individualidad, pero NUNCA entraba en tutela o se ponía en la mesa de negociaciones el respeto, la disciplina, la honestidad y otros tantos valores fundamentales para la convivencia postrera, el buen desarrollo de las relaciones personales y profesionales. Difícilmente alguno de nosotros sea diferente a “lo aprendido en casa”. Estoy totalmente de acuerdo, en cada familia hay un “oveja negra”, una manzana de discordia, el punto negro sobresaliente entre el lienzo blanco.

Los casos de muerte de delincuentes en manos de la policía aumentan. No es broma cuando afirmo que en el futuro el mundo entero será extremista. Diversos estudios de los países latinos, apuntan que el grado de delincuencia y actos desmoralizados de la sociedad son propiciados por individuos de clase social baja, situándose en un 81%, dejando bien claro que el sistema irresponsable de padres que no tienen condiciones económicas para tener tantos hijos, llevan al colapso el sistema de seguridad de la nación. Entonces, esto quiere decir que los hijos de ricos y millonarios no son corruptos? Para nada, cada individuo tiene un código genético distintivo sin importar la formación que haya recibido, pero no es un secreto a voces que, la educación, formación y prestigio de una familia honorable, no la echará por la borda ningún insensato. Nadie quisiera ser protagonista de un acto delictivo, un asesinato, asalto a mano armada o violación. No hay justificación convincente para justificar este tipo de conducta y es cierto sin importar que muchos contradigan una teoría comprobada: “Muchos padres son tan irresponsables que ni siquiera saben donde van o que hacen sus hijos compartiendo el mismo techo” y en el peor de los casos, sospechan sus maldades y se hacen de la vista gorda. La cárcel no regenera ningún delincuente, estos individuos sólo moldean su carácter y comportamiento para lograr su “libertad”, pero una vez se encuentran en convivencia, vuelven a presentar al menor tiempo posible, su mal y descarado comportamiento.

Si muchas teorías apuntan a que lo “bueno” o "malo" es ocasionalmente “relativo” no debemos olvidar que: Un asesinato en cualquier parte del mundo no es visto o cuestionado con parámetros para determinar su nivel de bondad o maldad, ni un robo, una violación o el incumplimiento a las leyes que nos rigen como ciudadanos. Las caras de artistas que miles siguen en el mundo, son muchas veces un peligro público por dictaminar esta sentencia donde no es suficiente ponerle a los mismos brazaletes electrónicos, realizarse pruebas de alcohol y anti doping para conocer su grado de alcohol y droga en la sangre por ser un peligro andante en estado de embriaguez conduciendo un automóvil. Este comportamiento, deja claro cuan irresponsables son también algunos hijos de padres famosos, ricos y millonarios, aunque muchos apuntan a la teoría de ser una estrategia publicitaria (muy trillada, vergonzosa y desmoralizada para quienes ven como norte a estos famosos) … En fín, opiniones encontradas, la guerra de la piedra y el huevo versus gobierno, corruptos, políticos metidos hasta las narices en el inframundo perverso y las leyes al final no se sabe a favor de quienes están. La especie humana se encuentra en una fase decadente donde el morbo no es irreversible mostrando la faceta de “lo bueno parecer malo y lo malo bueno” … Más allá de la incontinencia humana, cada quien libra una batalla interna luchando por mantenerse en un extremo de la delgada línea que divide los umbrales del raciocinio que al parecer nos otorgó el libre albedrío, más allá de planteamientos y prejuicios sin máscaras y el reclamo de la conciencia por nuestros actos, nos toca a nosotros librar la batalla interna para establecer el color de las plumas que adornan nuestras alas, las mismas que nos condenan ser: “ángeles o demonios” …