A veces, descubro palabras en tu silencio. Imagino
el mar de sensaciones que se esfuman en el cálido vapor de un café que prueban
tus exquisitos labios; afuera las gotas de lluvia hacen rocío en los confines
de un placer extenuante, calmado, con ese suspiro eterno que evade las notas
deliciosas de tu imaginario perfume, del escarlata que recorre el contorno de tus
noches sin fin y las palabras que a las paredes susurro con manía delirante. Son
apenas pensamientos volátiles como la lluvia de perseidas que danzan en la
conciencia semidesnuda de tu insomnio, de tus pies descalzos acariciando la
arena de una playa soleada. Es una orquesta de saxofones bajo la lluvia, un
sueño que se escapa por mi ventana algunas noches, un barco que se aleja del
puerto en busca de tierras lejanas, sin grumete ni tesoro. Es un arrullo que el
dios de los sueños nos da en la penumbra, es una canción con letras
imaginarias, un abrazo roto sin espalda, un tatuaje sin piel, sin caricias, sin
nombre, sin nada … tan sólo un café, mis fantasías y yo …
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