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sábado, 27 de octubre de 2007

Muerto, pero aun vive...











Han pasado varios días desde la muerte del Padre Luís Quinn y el pueblo de San José de Ocoa llora y lamenta su pérdida. No es para menos, religiosos con vocación, servicio humano y desinteresado, creo que se desvanecieron tras su muerte… al menos para los ocoeños.

El padre Luís Quinn era de esas personas que podían adivinar tus necesidades con mirarte a la cara. Su ardua labor a beneficio de los pobres, los campesinos y necesitados lo catapultaron a la santidad aun estando vivo.

Cada obra comunitaria construida en las últimas cuatro décadas, desde un camino vecinal, acueducto, alcantarilla, sistema de riego, parroquias, carretera, lleva grabado, emblemáticamente, con caracteres endebles y eternos, el nombre del padre Quinn.

Con casi 80 años a cuesta, este sacerdote, nunca se dio por vencido y luchó hasta sus últimos días por el desarrollo de San José de Ocoa. No le bastaba conseguir las donaciones internacionales y disponer de las obras, también en sus tiempos de bríos, era el primero en tomar un pico, una pala o un machete para dar el ejemplo de trabajo y cooperación de entrega completa.

Este singular padre, dejó atrás su patria, todo…para entregarse humanitariamente a favor de los necesitados.

El Papa reconoció sus méritos en auxilio de los humildes y fue condecorado con la Suprema Cruz, otorgada por el Papa Juan Pablo II, en reconocimiento a sus insignes logros y por su entrega, realizados en grado excelente. También estuvo nominado al premio Nóbel.

En definitiva, su muerte nos ha dejado a todos muy consternados y creo que tras la perdida, ha dado una gran lección a los políticos; él, con las manos vacías, supo aportar mas al desarrollo de Ocoa que muchos que gozan de sólo cuentas bancarias y cargos políticos sin ninguna popularidad.

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