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martes, 16 de octubre de 2007

Recuerdos de Infancia!!!







Este escrito me remonta a una de las etapas más significativa de mi vida: mi infancia. Es momento oportuno para recordar los castigos que antes solían darnos nuestros padres. Es un tema que debatimos en familia cuando nos juntamos en vacaciones o navidad, juntos reímos hasta más no poder, sin rencor, sin secuelas emocionales; hacemos de esto un episodio de recuerdos propio de una edad que alguna vez queremos volver a vivir.

Crecimos en el seno de una familia muy unida, con valores humanos muy arraigados y con una disciplina extraordinaria en donde el respeto a los padres, los adultos, personas mayores y maestros, era fundamental.

Mi madre era poco tolerante, mi padre muy estricto, frío poco comunicativo, salía a trabajar bien temprano y por lo general llegaba de noche, mi madre estaba mas tiempo en casa y a pesar de que trabajaba por igual, estaba más al pendiente de nuestro comportamiento.

Que tal si comienzo este viaje de recuerdos con mi hermano Carlos? Era el mayor de todos, ocurrente, autoritario y con un carácter fuerte, abusaba de su trono de primogénito. Siempre andaba de curioso y desafiando las reglas no escritas que imperaban en casa. Recuerdo muy bien que en casa había un reloj encima de la vitrina de la sala, era un reloj rectangular, de cuerda, y con un paisaje japonés y algunas geishas, era un objeto valioso en casa, a parte de ser decorativo, era el suplementario del reloj biológico de mi papá (créanme que siempre despertaba antes de que el reloj lo despertara a él). Una mañana se le ocurre a Carlos la genialidad de descubrir de donde salía el timbre del reloj, uno de esos días en donde tus padres no están en casa.

Destornillador en mano, desarma el reloj y se convence de que es un espiral que al darle cuerda, se enrosca en su interior…EUREKA. A todo esto, el no tiene ni la más mínima idea de cómo volver a armarlo; nos intimida a mi hermano Sandy y a mi a guardar silencio y coloca el pobre artefacto en su lugar. Cierto día mi madre se da cuenta de que el reloj no está dando las horas, cuando lo toma en sus manos, las piezas se desarman como rompe cabeza frente a sus ojos. Escuchamos la voz enérgica de mi madre llamándonos a todos….lo que venía, era grande.

-quiero saber quien es el responsable de esto?- dice ella. Un gran silencio invadió la casa. –Bueno, como no hay culpable, hay castigo colectivo (siempre me incomodó que pagáramos justos por pecadores) miré a mi hermano buscando su aprobación para que se responsabilizara por su acto. Mientras, mi madre buscaba una de sus correas plásticas (me preguntaba con cual nos daría la paliza, pues eran 3 de colores diferentes, una marrón, una blanca y una negra, cada una producía una sensación diferente cuando te daban tremenda pela) pela en buen dominicano es sinónimo de castigo.

Hoy era el turno de la correa negra fina, de esas que te dejaban ronchas por todo el cuerpo y aun al mes tenias en tu espalda la incrustación que decía: Made In China. (Casi no puedo escribir de la risa)…ahí estaba mi madre, frente a los 4, mi hermana ya había empezado a llorar como actriz suplente de María Magdalena. No soporté más y le dije a mi madre: - fue Carlos quien dañó el reloj. Y ahí comenzó el concierto de un solo acorde que se escuchaban así: PLASH. Lluvia de correazos!

Meses mas tarde, seria reincidente: la maquina de coser de mí madre era uno de sus objetos a los que nunca debías ponerle la mano, igual que la caja de herramientas de mi padre, mucho menos prestarlos sin su permiso. A Carlos (si a él de nuevo) se le ocurrió la relevante idea de tratar de coser, cosa de chicos. El hecho es que le dañó la máquina a mí madre, de nuevo el mismo dilema. (Por qué me tocaba a mi ser el que siempre delataba a mi hermano, era el único capaz de enfrentar sus osadías y no callarlas???) Es probable que por ello, no estuviera en el circulo de su favorito, pero si me dolía que hiciera las cosas y no afrontara el castigo por su necedad. En definitiva, las pelas mejores dadas, se las llevó Carlos.

Continúo con Sandy. Este corría más que Félix Sánchez en los juegos panamericanos a la hora de que le iban a dar una pela. Era inquieto, pero no malicioso, sarcástico, burlón y te daba la cuerda hasta morir. Chantajista por excelencia para librarse de los golpes, siempre argumentaba que le habían roto una costilla, y apenas le habían comenzado a dar; mi madre siempre terminaba su pela antes de tiempo para cerciorarse que en verdad le había lastimado. (Cosa que nunca ocurría, o si?) El por su parte terminaba muerto de risa, con tono burlón y diciendo: era mentira: lo hice para que no me dieran… mi madre hacia poco caso (creo que aparte de, él era su consentido)

Cierta noche, había visita en casa, mi hermano con los codos en la mesa y con insistencia de cenar, provocaba la paciencia de mi madre, no valió la mirada fría de ella (de esas que intimidaban…aprendimos a saber el significado de cada mirada y respondíamos a estos; ahora que lo pienso: por qué hay que hablarle tanto a los niños de hoy?) …Mi hermano continuó con su algarabía y sin avisar, con un manotazo frío, mi madre le quitó el codo de la mesa a mi hermano. Gritos hubo por demás. –me rompiste el brazo, gritaba desesperado. –Ni creas que me vas a chantajear, decía mi madre. Efectivamente, le había zafado el codo al pobre chico (réplica del pastorcillo mentiroso)…fue la ultima vez que mi hermano usó este chantaje para desquitarse de sus pelas.

Y que puedo decir de mi hermana Hilda? La más sensible, la que empezaba a llorar ½ hora antes de darle su suiza (así le decíamos nosotros a las pelas) era quisquillosa, aveces le gustaba desafiarnos y al final terminábamos siempre perdiendo la paciencia con ella. La consentida de la casa, la debilidad de mi padre. La aguanta golpes de mi madre, la que reía hasta por los codos (a mi padre le molestaba su risa, aveces reía de todo, de todos y sin motivo) … en una ocasión mi madre le estaba dando un castigo por haberse portado mal, trató de agarrarle la vara (ramita de un árbol o escobilla suelta) la varita fue a parar a su cara. … Recuerdo que mi madre duró acostando a mi hermana a las 6 de la tarde por el promedio de casi 2 semanas con tal de que mi padre no se diera cuenta, eso hasta cierto día que mi padre sospechó que algo no andaba bien. (y aun me da risa) recordar la z que llevaba mi hermana en la cara, si hubiese sido ahora, seria la insignia de la mujer del zorro.

…pero bien, omitiré las demás porque si no, necesitaría 2 blogs mas para escribir sus castigos (que por cierto muchas veces fueron injustos)

Bien: ha llegado mi turno. Poco tolerante, perdía la calma con facilidad, un poco grosero y algo malcriado (para ese tiempo se entendía por malcriado a un niño que refutaba algo a sus padres sin explicación alguna) fui dentro de lo que cabe (por decirlo así el mas humilde.) Nunca postergaba un castigo, era de los que prefería que el castigo comenzara conmigo cuando era maratón de pelas en conjunto. Mientras mi hermano Carlos trataba de esquivar la correa de sus manos como Bruce Lee en acción, Sandy Corría como avestruz hasta por las montañas…Hilda lloriqueaba subiendo el volumen cada vez que finalizaban con alguien, entendiendo que iba a ser la siguiente victima. Yo por mi parte, solía hincarme literalmente y pedía perdón. Recuerdo que un día mi madre estaba muy incomoda con todos por haberle puesto los sobrantes de un sancocho en la cabeza a mi hermana (que conste, esto fue idea de mi hermano Carlos) la jefa nos castigó a todos, aun recuerdo la voz de mi madre diciendo: Lo siento mi hijo, pero hoy no te puedo perdonar.

Que tal de esas pelas tormentosas??? Si, cuando hacías algo en casa o en el colegio y tu madre te decía: No te preocupe, tu papá viene en la noche. Ese era un día de juicio, hasta fiebre te daba. Y para colmo, cuando era individual el castigo, tenias a los demás diciéndote: ponte 2 pantalones y la ropa más fuerte que tenga. Y que decir de la burla de los hermanos.

Mis pelas no llegaron a más de 3 por parte de mi padre dentro de mis recuerdos. Mi madre era shina, la princesa guerrera. Hoy es apacible, tolera de sus nietos las cosas que ni siquiera nos hubiera tolerado en nuestros tiempos, ya no es impulsiva, aunque entiendo que no era fácil batallar con 4 hijos en casa, cada uno con un temperamento diferente; es normal que entre hermanos haya rivalidades, pleitos y demás….en definitiva, cada dominicano, tiene una historia muy particular de sus pelas en la niñez.

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