Estuve leyendo en las vacaciones pasadas el libro “Siete Leyes Espirituales para padres” de Deepak Chopra. Comprendí bien la situación de algunos niños que se ven obligados a vivir una vida que ellos no eligen y terminan llenos de frustración ante la vida y abatidos por el cansancio de cada jornada y reproches de padres inconscientes y egoístas.
El niño que observan en la foto de este escrito se llama Dawry. Tiene 10 años de edad. No bien amanece, cuando Dawry tiene tantos encargos de hacer en el día que parece secretario de estado sin cartera. Vive con su abuela, sus padres se separaron no bien había nacido.
Su día está lleno de reproches y palabras tortuosas. Todo mundo se enfoca en ver el pobre niño como un villano. En menos de una hora que estuve en casa de su abuela escuché decirle algunos 25 reproches y mandatos obligatorios. Es cierto que los pequeños deben estar bajo nuestro cuidado. Vuelvo a preguntar: El hecho de que tengas hijos, te da derecho a tratarlos mal?...
Todos los humanos respondemos a estímulos. Siempre hago una terapia con mis sobrinos y la someto a observación a mis hermanos y mi madre ( si gustan, la pueden usar, pero no para chantajear a los pequeños, deben usarla para estimular su felicidad y dejarle ver que son importantes para ustedes y ayudarle con su estima) díganle algo agradable y positivo a un niño que los demás crean que es desobediente. Difícilmente les diga que no; tiene que estar el pequeño (a) al borde de la desesperación para volverse renuente en su totalidad.
Los halagos en la edad infante debe ir acompañada con ternura y afecto sincero. Abrazos y gestos que a ellos les hagan sentirse queridos y protegidos por nosotros.
Difícilmente dejamos pasar por alto una indisciplina en un niño (a) siempre tendemos a castigarlo y humillarlo. Las cosas buenas se premian. Mi hermano Carlos dice que no, que es parte de un paquete de buen comportamiento y buenas acciones de ellos al crecer. Puedo asegurarle que los padres que siempre lo han tenido todo, en muchas ocasiones son egoístas en extremo.
Algunas veces creemos que educamos a los hijos de la mejor manera, pero no siempre es así, a veces estamos errados. Mientras escribo este articulo, literalmente está tras mi espalda el padre de Dawry fumando despreocupadamente un cigarrillo, es un amigo de todos en casa; no tiene ni 30 años de edad y tiene en total 3 hijos, uno con una mujer diferente.
El niño que observan en la foto de este escrito se llama Dawry. Tiene 10 años de edad. No bien amanece, cuando Dawry tiene tantos encargos de hacer en el día que parece secretario de estado sin cartera. Vive con su abuela, sus padres se separaron no bien había nacido.
Su día está lleno de reproches y palabras tortuosas. Todo mundo se enfoca en ver el pobre niño como un villano. En menos de una hora que estuve en casa de su abuela escuché decirle algunos 25 reproches y mandatos obligatorios. Es cierto que los pequeños deben estar bajo nuestro cuidado. Vuelvo a preguntar: El hecho de que tengas hijos, te da derecho a tratarlos mal?...
Todos los humanos respondemos a estímulos. Siempre hago una terapia con mis sobrinos y la someto a observación a mis hermanos y mi madre ( si gustan, la pueden usar, pero no para chantajear a los pequeños, deben usarla para estimular su felicidad y dejarle ver que son importantes para ustedes y ayudarle con su estima) díganle algo agradable y positivo a un niño que los demás crean que es desobediente. Difícilmente les diga que no; tiene que estar el pequeño (a) al borde de la desesperación para volverse renuente en su totalidad.
Los halagos en la edad infante debe ir acompañada con ternura y afecto sincero. Abrazos y gestos que a ellos les hagan sentirse queridos y protegidos por nosotros.
Difícilmente dejamos pasar por alto una indisciplina en un niño (a) siempre tendemos a castigarlo y humillarlo. Las cosas buenas se premian. Mi hermano Carlos dice que no, que es parte de un paquete de buen comportamiento y buenas acciones de ellos al crecer. Puedo asegurarle que los padres que siempre lo han tenido todo, en muchas ocasiones son egoístas en extremo.
Algunas veces creemos que educamos a los hijos de la mejor manera, pero no siempre es así, a veces estamos errados. Mientras escribo este articulo, literalmente está tras mi espalda el padre de Dawry fumando despreocupadamente un cigarrillo, es un amigo de todos en casa; no tiene ni 30 años de edad y tiene en total 3 hijos, uno con una mujer diferente.
Muchos errores de algunos padres, terminan pagando los hijos; no debería ser así. Ser padre o madre no es concebir ni engendrar una criatura. Dawry es uno de los tantos niños de este país, del campo y de muchas partes del mundo que sufren el atropeyo físico y verbal de los mayores; hace un par de días su padre lo castigó sobremanera por el hecho de su abuela incomodarse por haber salido de la casa a jugar con otros niños.
Siento lástima por Dawry cada vez que lo veo con sus ojitos verde aceituna aguados y llorando de impotencia; me apeno de saber que un futuro joven de nuestra sociedad se verá obligado a vivir en un mundo lleno de frialdad y rencor por el maltrato forzado de padres irreverentes.
Dawry quiere sólo jugar, olvidarse de un mundo que él no eligió, correr por el amplio campo y andar descalzo, ojos aceituna sólo quiere jugar.
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