Cada vez que mi hermano Sandy viene a visitarnos al país, destapa un secreto guardado de la infancia en su caja de pandora. El lunes, en un brake laboral, el tema de discusión fué el trato de las abuelas y de como suelen consentir a sus nietos.
Mi abuela Valentina poco le faltaba para su santificación. Pacifista, dulce, justa, cariñosa y dadivosa al extremo. Creo que fuimos sus nietos favoritos sin lugar a dudas. Cada vez que le recuerdo, me siento tan feliz de haber podido recibir ese cariño que te hace sentir especial y protegido cuando eres niño.
Por lo general, todos los sábados, acudiamos a visitar a la abuela y en ocasiones quedarnos a dormir todos en su casa. Mi madre le enviaba periódicamente con nosotros alguna comida especial que preparaba y siempre íbamos con gusto; era un motivo extra para visitarle. Cierto día, después de almorzar, mi hermano Sandy era el afortunado en llevarle a la abuela una deliciosa comida preparada por mi madre. Mi hermano le distraía culquier cosa que implicara juego; desconozco las razones de su distracción, pero dejó caer la comida al suelo que era para abuela.
Me imagino a abuela destapando su esperado platillo y riendo a carcajadas por la ocurrencia de su nieto travieso. Abuela nunca dijo nada de lo ocurrido y no fué hasta poco cuando se supo de labios de mi hermano la singular hazaña.
Pareciera que esta forma presurada de despedirse de las abuelas se ha transmitido en la siguiente generación; cuando uno de mis sobrinos pequeños hacen algo indebido, le dañan las flores en el jardín de mi madre o dejan caer y romper algo de vidrio, es notorio escuchar la despedida peculiar: CHAO ABUELA!!!
Mi abuela Valentina poco le faltaba para su santificación. Pacifista, dulce, justa, cariñosa y dadivosa al extremo. Creo que fuimos sus nietos favoritos sin lugar a dudas. Cada vez que le recuerdo, me siento tan feliz de haber podido recibir ese cariño que te hace sentir especial y protegido cuando eres niño.
Por lo general, todos los sábados, acudiamos a visitar a la abuela y en ocasiones quedarnos a dormir todos en su casa. Mi madre le enviaba periódicamente con nosotros alguna comida especial que preparaba y siempre íbamos con gusto; era un motivo extra para visitarle. Cierto día, después de almorzar, mi hermano Sandy era el afortunado en llevarle a la abuela una deliciosa comida preparada por mi madre. Mi hermano le distraía culquier cosa que implicara juego; desconozco las razones de su distracción, pero dejó caer la comida al suelo que era para abuela.
Muy habilidosamente, mi hermano recogió con sus manos y lo entró de nuevo en el recipiente (arena, piedras, y todo lo que había en la carretera, fueron a parar en la olla) Llegó con mucha prisa, procedió a entregar su encomienda y salió. Rehusó el abrazo cálido, apenas si escuchó la bendición y procedió a decirle: Adios Abuela!, al tiempo que casi corría.
Me imagino a abuela destapando su esperado platillo y riendo a carcajadas por la ocurrencia de su nieto travieso. Abuela nunca dijo nada de lo ocurrido y no fué hasta poco cuando se supo de labios de mi hermano la singular hazaña.
Pareciera que esta forma presurada de despedirse de las abuelas se ha transmitido en la siguiente generación; cuando uno de mis sobrinos pequeños hacen algo indebido, le dañan las flores en el jardín de mi madre o dejan caer y romper algo de vidrio, es notorio escuchar la despedida peculiar: CHAO ABUELA!!!
4 comentarios:
Me encantó este post. Mi abuela tambien era muy especial, y tambien mi hermano y yo eramos de sus nietos favoritos, de hecho solo nosotros teniamos platos, vasos, cucharas y demás enseres exclusivos en su casa.
Muchos dicen que me parezco a ella fisicamente, y pensar en ello me da mucho orgullo, al creer que tengo el rostro de esa noble mujer.
Me rei mucho con las ocurrencias de tu hermano en esta anecdota.
Al final sentí un poco de nostalgia pues recorde a mi querida abuelita que era un pan de Dios y que en paz descanse.
POst data: que lindo nombre tenía tu abuela. Muy parecido al tuyo.
Besos!
Soranyi! Siempre es grato leerte. De hecho, extraño a menudo tus comentarios por mi blog.
Besos y abrazos!
Sabes algo Esther; mi abuela era para mì tan especial, que sentìa un cariño màs grande por ella que por mi madre. Cuando somos niños, deseamos estar cerca de alguien que nos profese cariño verdadero.
De grande, tambien preferimos eso, aveces no sabemos dicernir bien cuando es totalmente verdadero.
Pasarè por tu blog!
Chao Esther!
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