Orgasmo Culinario !!!

Ayer por la tarde, luego de terminar mi cansada semana de trabajo, me reuní con mi amigo José para tomar algo, espantar mi bostezo constante y postergar mi encuentro con Morfeo 5 o 6 horas después. Mientras le esperaba, me distraje un poco contemplando uno de los plasmas que proyectaba videos musicales; ahí estaba: “Cabas” y su peculiar video “Bonita” … Volví al punto de inicio y dejé escapar una sonrisa por la etiqueta de por vida con que puedes recordar a alguien: “Una canción” … imaginaba estar detrás de esas escenas dirigiendo todo un staff donde luces, ritmo contagioso, delicioso desayuno y repeticiones de planos estarían presentes con interrupciones ocasionales. Organizaba todo el Story - line en mi mente preguntándome si era el único anormal que “ocasionalmente” le daba importancia al ritual del comer y la compactibilidad con tu pareja en la intimidad. Hay reglas no escritas que si funcionan, al menos para mí es un indicio de comportamiento sexual el deleite y estimulación de los sentidos al degustar un plato, la sensación indescriptible que produce la combinación de texturas, sabores, aromas e ingredientes en una creación culinaria cualquiera, la cual llamo: “Orgasmo Culinario”.

Hay personas que les ve comiendo con tanta prisa que de seguro no sabrían decirte a que sabe su comida, lo hacen simplemente para saciar su voraz apetito, para sentir su estomago lleno; no serán así mismo estas personas en la intimidad? … algunos expertos de la conducta sostienen que el 74 % de las personas que no disfrutan su almuerzo, desayuno o postre; por lo general arrastran una ansiedad que les impulsa a satisfacer sus necesidades básicas en el menor tiempo posible, incluyendo el sexo. Desde cuando se volvió un maratón comer con prisa? Los sentidos se cultivan, el paladar es uno de los más delicados. Cuando voy a casa de mi madre, se diferenciar cuando cocinó ella, o si lo hizo mi hermana, mi cuñada o mi sobrina; no es tan difícil en mi caso y no precisamente por estar inmiscuido en el arte culinario, desde chico fui muy exigente, aún lo soy; pero esa demanda no es sinónimo de preferir un menú gourmet; es apreciar las texturas y sabores que deleitan tu paladar con algo tan sencillo como una cucharada de tu cereal favorito crujiente en leche con moras, pasas y banana; en una sola cucharada, tus neuronas experimentarán una sensación indescriptible con la mezcla idónea en una sola porción, la acidez de la fruta, lo crujiente del cereal, la suavidad de la banana y el efecto neutro y dulzón de las pasas; así mismo es el sexo cuando sabes combinar todos los preliminares. Quien se resiste probar una deliciosa “Creme Boulle” sin dejar escapar un agradable mmmm! Y no estoy hablando de excitación culinaria para que el tema no se desvirtúe, me estoy refiriendo al proceso de conocer más de alguien por su comportamiento; observar los gestos, apariencia externa, la forma de hablar, forma de vestir, lugares que frecuentan, todo esto es válido.

Hay personas que las asocio como los postres en algunos “Resorts”, de lujo: les ve apetecibles y a la hora de dar la primera probadita, lo desechas, o como el repugnante “vino de la casa” de algunos restaurantes, que es mejor tomar vinagre y no esta bebida que sin duda alguna ofende a “Baco” … En definitiva creo que es cuestión muy personal esta teoría que al menos para mí es importante, y no tengo que probar el “Frrozen Haute Chocolate” de Stephen Bruce para colocar una etiqueta en alguien o detectar una pizca de pimienta del norte de Zsechuán en mi stroganof; entiendo muy bien que la cocina es un arte y dentro de esa creatividad, un abrazo apasionado se convierte en la entrada más deliciosa del ritual que despierta los sentidos, formando un gran festín para disfrutar sin prisa alguna.