Los Cerdos NO comen Diamantes ...

Su delirio rozó la impaciencia del candelero tibio promiscuo ante la mirada indiferente, compasiva y despierta con ojos dormidos. Decidió cerrar la puerta dando paso al abismo en su otro extremo; olvidó traer la llave y lavar sus manos ante el pecado lujurioso depositado en un jamás moribundo. Miro su tobillera desnuda sin vuelo al viento, con lino blanco en las piernas de pies descalzos en la arena juguetona de su travesía.

Besó tímidamente su locura por el cuello de su piel caucásica imaginaria mientras deslizaba sus manos acariciando "la escápula desnuda en su espalda abrigada por la absurda fatalidad de transportar sus caricias a un mundo no tan lejano", donde probablemente no sobrevivían los prejuiciosos y los forasteros harían fiestas al compás de la luna plateada sin estrellas inoportunas.

La noche cantora sinvergüenza, calurosa y silente volvía a cobrar otra vida sin café, caprichos o el apresurar de un reloj sin manecillas. De nuevo caminó descalzo, sin grandeza, sin mueca en su sonrisa alambrada, desnudo, conciente y renovado. Sepultó con valentía los restos del cadáver matutino del día anterior, sin notas en el pentagrama y corcheas grises sin rima; con fogata al viento de palabras falsas en prosas, versos y retórica disfrazada. Una sola estrella brilló. La noche pausó siendo aún plena tarde…

Caminó por el pasillo indiferente de paredes blancas sin pesares, sin ego, con paciencia y satisfacción de haberle ganado a su osada fantasía inoportuna, ciega, incoherente, respirando el perfume acartonado de una flor de Jericó en la proximidad de su mano izquierda… Alzó de nuevo sus brazos dorados, cerrando el capítulo en ese libro al que jamás debía abrirse para colocar algún signo de puntuación o espantar el polvo… probablemente se perdería en la presuntuosa leyenda urbana o tal vez pasaría a ser parte de su fobia: el olor desagradable a libros viejos almacenados en una espantosa biblioteca … las notas despiadadas de un piano con lucidez de media noche pondrían fin al despiadado recuerdo de su fantasma...