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miércoles, 29 de junio de 2011

Inmortal ...



Hay algo peor que la muerte? Preguntó ella con voz entrecortada, dejando escapar casi su último aliento, sosteniendo la calida mano de su esposo, sin fuerzas, aferrando sus ganas de vivir a un corazón que palpitaba por un amor irresistible.
Contemplaba su rostro escuálido, pero más allá de la flacidez de su piel, miraba unas pupilas llenas de franqueza, unas mejillas tibias que besaba por las tardes al volver cansado del trabajo, mejillas que ahora acariciaba constantemente con sus manos como si transmitiera con su calidez el manojo de caricias frágiles sobre una piel delicada como porcelana. Reprimió su amargo dolor dejando escapar una sonrisa con su blanca dentadura marfil, ella apenas podía contener fija la mirada, sus labios temblaban y su pulso se hacía más lento. Siempre quise conocer el mar … recuerdas? Una vez me prometiste irnos juntos a una isla del caribe, yo quería caminar descalza sobre la arena, probar el agua de mar, me dijiste que era muy salada, pero cientos de noches me preguntaba si eran un poco más que las lágrimas mías derramadas mientras tu roncabas …
Lo siento mi amor! Lo siento, dijo él con un nudo inmenso en la garganta, deseando retroceder el tiempo. Ella hizo un gesto imitando una sonrisa. Afuera la brisa fría del atardecer enmudecía como las palabras que echaban a un lado sus reproches, al tiempo que Caronte merodeaba por las frías paredes del hospital.
Siento como el viento mueve mi pelo … siento una brisa tibia que acaricia mi cara con cierto sabor cobrizo y salado, susurró ella. Sus ojos casi se cerraban. Él atónito, atrajo contra su pecho el moribundo cuerpo invadido por cables y catéter. Apenas podía creer las palabras pronunciadas por su esposa … cuales cabellos? Había dejado hebra alguna la indolente quimioterapia para combatir el cáncer? Había tenido compasión esta enfermedad al contemplar la cándida hermosura de un alma que supo ser mujer, madre y esposa a tiempo completo? Acaso ella repetía el mismo sueño como la mejor escena de un “dejá vú”? Dónde estaba él cuando ella sólo deseaba un abrazo? Por qué se aferraba a ella con sus brazos como si no deseara soltarla? Sentía por vez primera la libertad de volar fuera de la jaula de oro donde aparentemente lo tenía todo …
Escuchas el mar? No lo escuchas? Estoy tocando la blanca arena y el mar es más azul de lo que imaginé... exclamó abriendo sus ojos, los mismos que brillaban con mas intensidad, tan azul como el firmamento, tan azules como el color de sus sueños, tan azul como la placidez de no sentir más dolor ni sentir cuan triste eran las horas de cada día con madrugadas eternas … y así, con una sonrisa de felicidad y dos lágrimas saladas derramadas por sus cristalinas pupilas, expulsó su ultimo suspiro mientras Morfeo sumergía su cuerpo en las cálidas aguas de un océano, sin monedas, llevándole sin duda alguna al paraíso que alguna vez anheló …

4 comentarios:

Unknown dijo...

este me dolío....

Anónimo dijo...

que hermoso texto, la cancion siempre me ha encantado, siento como si me hubiera trasportado a otro lugar, ¿alguna vez leiste el libro; un viejo que leia novelas de amor? me lo recordaste.
perfecto fragmento.

un abrazo, el mejor deseo a que los sueños no sean solo eso, y caronte, no tenga en muchas sonrisas mas tu nombre. ^^

el piano huérfano dijo...

Me has hecho llorar y esta vez no sé si mis lágrimas están mezcladas en el mar o aquí mismo en tu blog...ojala pudiera ella ir al mar así aun enferma, hoy mismo he ido al mar y deje mis deseos allí, como tirandolas, aquellas que tienen que cumplir las olas las traeran de vuelta, las que no cumpliran mejor que estén muy en el fondo del mar para no hacerme recordar.
Cuantás lágrimas sufre el mar y cuando nadamos sin querer ¿la bebemos?
no lo sé, pero sigo llorando, soy así de tonta, así de sensible...

el piano huérfano dijo...

Ah te felicito precioso relato

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